“La mejor victoria es vencer sin combatir”
Sun Tzu fue un legendario general, además de escritor, ensayista y pensador, que vivió hace 2.500 años en China. Escribió un pequeño tratado conocido como el “Arte de la guerra”, cuyas tácticas y estrategias de guerra son plenamente aplicables para gestionar organizaciones en un entorno sometido a rápidos cambios como el entorno que estamos viviendo actualmente.
Según Sun Tzu el líder es el elemento fundamental ya que de él depende el éxito de la empresa. Para ello el líder tiene que cultivar cinco virtudes: integridad, coraje, benevolencia, disciplina y sabiduría.
El líder tiene que ser íntegro, es decir tiene que ser auténtico y consecuente, pues sólo la consecuencia hace que sea creíble para sus colaboradores. Si exige dedicación, él tiene que ser el primero; si habla de austeridad, él tiene que dar ejemplo; si demanda lealtad, él tiene que ser leal. Predica principalmente con el ejemplo: no puede exigir algo a su gente que él no cumple. El líder íntegro genera confianza en sus colaboradores que saben que él cumple la palabra dada y la confianza en un líder constituye el fundamento de su autoridad.
El líder actúa valientemente y no evita el riesgo por miedo al fracaso, a perder su imagen o a hacer el ridículo. No se amilana ante las dificultades; las metas que se propone son difíciles (aunque no imposibles), tiene que salvar muchos obstáculos, tiene que convencer a mucha gente, pero no se desalienta, está tan convencido de la importancia de sus metas que luchará por ellas, superando aquellos obstáculos que vayan surgiendo. Sus decisiones son valientes, pero meditadas. Según Sun Tzu un buen líder gana sus batallas antes de pelearlas.
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La benevolencia del líder se refiere a la empatía, a la capacidad de ponerse en el lugar de los demás, al interés por las cosas que son importantes para sus colaboradores, dentro y fuera de la empresa, al saber valorar el esfuerzo de su gente y alegrarse por el éxito personal y profesional de sus colaboradores.
La disciplina del líder comienza por sí mismo ya que sólo con su ejemplo en el cumplimiento de las normas logrará que los demás las respeten. El líder capaz gana el aprecio de su gente tratándolos con benevolencia y los mantiene en línea con una firme disciplina. Benevolencia y disciplina garantizan al líder la fidelidad y la lealtad de sus colaboradores.
Finalmente el líder debe poseer sabiduría que es la virtud más importante porque es necesaria para poder dirigir y planear sus acciones basándose en un conocimiento profundo de su entorno y de los puntos fuertes y débiles de su empresa. El líder sabio conoce la situación del momento y es capaz de anticipar la consecuencia de sus acciones, acepta el cambio y lo utiliza en beneficio de su organización. Para Sun Tzu la sabiduría es una combinación de inteligencia y oportunidad.
La competencia del líder determina el éxito y el fracaso de su organización. Por ello Sun Tzu insiste que el líder debe cultivar las cinco virtudes y que la capacidad de su liderazgo depende más de su carácter ejemplar y superior que de sus habilidades técnicas.
CS MANAGERING
Sun Tzu fue un legendario general, además de escritor, ensayista y pensador, que vivió hace 2.500 años en China. Escribió un pequeño tratado conocido como el “Arte de la guerra”, cuyas tácticas y estrategias de guerra son plenamente aplicables para gestionar organizaciones en un entorno sometido a rápidos cambios como el entorno que estamos viviendo actualmente.
Según Sun Tzu el líder es el elemento fundamental ya que de él depende el éxito de la empresa. Para ello el líder tiene que cultivar cinco virtudes: integridad, coraje, benevolencia, disciplina y sabiduría.
El líder tiene que ser íntegro, es decir tiene que ser auténtico y consecuente, pues sólo la consecuencia hace que sea creíble para sus colaboradores. Si exige dedicación, él tiene que ser el primero; si habla de austeridad, él tiene que dar ejemplo; si demanda lealtad, él tiene que ser leal. Predica principalmente con el ejemplo: no puede exigir algo a su gente que él no cumple. El líder íntegro genera confianza en sus colaboradores que saben que él cumple la palabra dada y la confianza en un líder constituye el fundamento de su autoridad.
El líder actúa valientemente y no evita el riesgo por miedo al fracaso, a perder su imagen o a hacer el ridículo. No se amilana ante las dificultades; las metas que se propone son difíciles (aunque no imposibles), tiene que salvar muchos obstáculos, tiene que convencer a mucha gente, pero no se desalienta, está tan convencido de la importancia de sus metas que luchará por ellas, superando aquellos obstáculos que vayan surgiendo. Sus decisiones son valientes, pero meditadas. Según Sun Tzu un buen líder gana sus batallas antes de pelearlas.
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La benevolencia del líder se refiere a la empatía, a la capacidad de ponerse en el lugar de los demás, al interés por las cosas que son importantes para sus colaboradores, dentro y fuera de la empresa, al saber valorar el esfuerzo de su gente y alegrarse por el éxito personal y profesional de sus colaboradores.
La disciplina del líder comienza por sí mismo ya que sólo con su ejemplo en el cumplimiento de las normas logrará que los demás las respeten. El líder capaz gana el aprecio de su gente tratándolos con benevolencia y los mantiene en línea con una firme disciplina. Benevolencia y disciplina garantizan al líder la fidelidad y la lealtad de sus colaboradores.
Finalmente el líder debe poseer sabiduría que es la virtud más importante porque es necesaria para poder dirigir y planear sus acciones basándose en un conocimiento profundo de su entorno y de los puntos fuertes y débiles de su empresa. El líder sabio conoce la situación del momento y es capaz de anticipar la consecuencia de sus acciones, acepta el cambio y lo utiliza en beneficio de su organización. Para Sun Tzu la sabiduría es una combinación de inteligencia y oportunidad.
La competencia del líder determina el éxito y el fracaso de su organización. Por ello Sun Tzu insiste que el líder debe cultivar las cinco virtudes y que la capacidad de su liderazgo depende más de su carácter ejemplar y superior que de sus habilidades técnicas.
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