Microsoft se reinventa para superar el fin de la era del PC. Resurección y desafios

“Debes ser el cambio que quieras ver en el mundo.” Mahatma Gandhi


Cuatro años después del cambio de consejero delegado, el gigante tecnológico de Seattle cotiza en máximos históricos, crece en ingresos a buen ritmo y ha conseguido devolver a la plantilla la ilusión de los viejos tiempos.

Nadella visualiza Microsoft como una compañía de "movilidad y 'cloud', que ayuda al usuario"
Bajo su liderazgo, el gigante tecnológico prefiere las alianzas con 'coopetidores' a los litigios legales
"Ocaso de la era de los PC". Hace muchos años que se habla de ello y, sin embargo, todos seguimos utilizando ordenadores. Pero ahora también usamos un teléfono conectado, un e-reader, una tableta y puede que algún que otro wearable. El 4 de febrero de 2014, Satya Nadella relevó a Steve Ballmer al frente de Microsoft, la compañía que había llevado la informática a todos los hogares. Pero cuatro décadas después, otras tecnológicas como Google y Apple amenazaban de muerte su supervivencia a medio plazo.

A los ojos de muchos de los empleados de la propia Microsoft, Nadella, un hombre de la confianza de Steve Ballmer y Bill Gates, no parecía reunir la audacia y la valentía para dar el vuelco que necesitaba la empresa de Windows. Pero sus primeras decisiones dejaron poco lugar a las dudas: Microsoft pronto se transformaría en una empresa de movilidad y cloud.

Cuatro años después, el gigante de Seattle cotiza en máximos históricos,

Lo primero que Nadella quiso cambiar en Microsoft fue la cultura corporativa. La desilusión y el desencanto se habían adueñado de muchos de los empleados de una compañía que, en otros tiempos, había marcado la innovación tecnológica mundial. Para ello, puso en marcha encuestas anónimas, instó a los empleados a que enviaran ideas y propuestas, organizó varios hackathones, fomentó un mayor debate en las reuniones, y realizó cambios de calado en el organigrama, creando una alta dirección más diversa.

Apple, ahora un 'partner'


Otro de los grandes cambios que el nombramiento de Nadella propició en Microsoft fue una mayor apertura y la preferencia por las alianzas estratégicas con rivales históricos sobre los litigios legales. Empezando por Apple. Una anécdota reveladora fue la participación del propio Nadella en una conferencia de ventas de Salesforce. Ante una audiencia sorprendida y un silencio abrumador, se sacó un iPhone del bolsillo y mostró a la audiencia las versiones para iOS de Word, Excel, PowerPoint, Skype... Poco después, Microsoft y Apple trabajarían juntas para desarrollar una edición de Office 365 para su nuevo iPad Pro.

Otro de sus clásicos archirrivales es Red Hat, una plataforma de Linux que compite con Windows. Hoy, las empresas desarrolladas sobre Red Hat pueden utilizar la nube Azure de Microsoft.

Asimismo, Satya Nadella es amigo personal del consejero delegado de Google, Sundar Pichai, lo que sin duda ha ayudado a limar asperezas entre estas dos firmas.

"En los años noventa, Microsoft se granjeó la reputación de ser un socio difícil, por decirlo suavemente (...). El Gobierno tomó medidas, el panorama competitivo cambió y hoy nuestra misión y cultura son diferentes", postula Nadella en su libro Pulsa actualizar.
"Para que Microsoft conduzca con éxito esa transformación digital harán falta colaboraciones, inversiones y adquisiciones nuevas, sorprendentes y poco tradicionales", defiende Nadella. Bajo su mandato, la compañía ha realizado su compra más cuantiosa, LinkedIn, por la que pagó unos 25.000 millones de euros. También ha adquirido Mojang, la empresa creadora del videojuego Minecraft, y se especula sobre su interés en hacerse con Electronic Arts.

Todos estos movimientos y la férrea apuesta por el cloud -Office 365 y Azure- y por la realidad aumentada -HoloLens- han contribuido a reducir la dependencia de Microsoft de las ventas de Windows. A pesar de ello, Windows 10, concebido como un sistema ubicuo, es ya la versión de mayor éxito de su historia.

APRENDER DE LOS ERRORES

NADELLA DIJO 'NO' A LA COMPRA DE NOKIA
 
Satya Nadella reconoce el fracaso de la adquisición de Nokia, anterior a su mandato, en su libro 'Pulsa actualizar' (Editorial HarperCollins, 2017). Además del elevado importe de la adquisición -5.440 millones de euros-, la incapacidad de crear una alternativa sólida a Android e iOS en el mercado móvil acabó llevando a Microsoft a eliminar 18.000 puestos de trabajo. "Era demasiado tarde para recuperar el terreno que habíamos perdido", constata Nadella. Y revela una anécdota reveladora sobre su visión de la industria tecnológica: "Durante el verano [de 2013], mientras se seguía negociando comprar la totalidad de Nokia, Steve Ballmer pidió a su equipo de dirección, sus informadores directos, que votaran sí o no sobre aquella operación. Quería una votación pública para ver dónde estaba el equipo en relación con aquella cuestión. Yo voté 'no'. Aunque respetaba a Steve y entendía la lógica de incrementar nuestra cuota de mercado para construir un tercer ecosistema creíble, no conseguía entender por qué necesitaba el mundo un tercer ecosistema de teléfonos si no cambiábamos las reglas".

DATOS

  • A mediados de este año se rebasarán los 1.000 millones de dispositivos con sistema Windows 10: concebido para la ubicuidad, es la versión más exitosa de la historia de Microsoft.
  • Se calcula que Office 365, la 'suite' de ofimática en la nube de Microsoft, ronda los 120 millones de usuarios activos cada mes. Office 365 se lanzó en 2011.

Nadella reconoce algunos de los errores cometidos por Microsoft, y no únicamente en relación con la compra de Nokia. "Teníamos una tableta antes del iPad; habíamos avanzado mucho en nuestro camino hacia un e-reader antes de Kindle. Pero en algunos casos nuestro software iba por delante de los componentes clave indispensables para el éxito, como el hardware de pantalla táctil o la conectividad de banda ancha. En otros casos, carecimos totalmente del design thinking para poder comercializar una solución completa. También sufrimos de cierto exceso de confianza en nuestra capacidad de seguir muy de cerca a la competencia (...). Hemos aprendido de todo ello", asegura.

Hoy, Microsoft afronta nuevos y complejos desafíos. Quizás el más inmediato sea el de la privacidad de los datos.

A largo plazo, Nadella mira más allá de la nube y centra su atención en tres campos: la realidad mixta, la inteligencia artificial y la computación cuántica.

"La realidad mixta va a convertirse en una herramienta esencial en la medicina, la educación y la producción industrial.
La inteligencia artificial contribuirá a prevenir crisis como la epidemia del virus Zika y nos ayudará a centrar nuestro tiempo y atención en las cosas que más importan.

La computación cuántica nos aportará el poder computacional para curar el cáncer y para tratar de manera eficaz el calentamiento del planeta", visualiza en su libro.

Entonces, ¿cuáles son las lecciones que otras compañías pueden aprender de la notable resurrección de la compañía de software? Aquí hay tres para empezar.


En primer lugar, gestionar la sucesión. Bill Gates fue el visionario fundador de la compañía, y siguió escribiendo personalmente el código hasta finales de los años ochenta. Podría haber seguido dirigiendo la empresa personalmente hasta los ochenta años, como un Rupert Murdoch o un Warren Buffet, pero es poco probable que todavía tuviera el empuje, la ambición y las ideas para competir con empresas como Uber y Airbnb. En la actualidad, se le considera simplemente un "asesor tecnológico", y su participación personal se ha reducido a menos del 2%. Ha sido una salida digna de una compañía que todavía le debe importar apasionadamente, pero que probablemente no tiene mucho que añadir. Su compinche de muchos años, Steve Ballmer, que fue coronado por Forbes como el "peor director general de los EEUU" tras una serie de malos juicios, también tuvo la sensatez de hacerse a un lado en 2014 antes de que pudiera volver a estropear las cosas. De hecho, diferentes individuos son adecuados para diferentes etapas de la evolución de un negocio, y mientras que Gates fue grandioso al comenzarlo, y Ballmer al expandirlo, ninguno de ellos fue el hombre adecuado para reinventarlo. Lo que ambos hicieron bien fue reconocerlo antes de que fuera demasiado tarde, y darle a Satya Nadella, que asumió el cargo de CEO en 2014, el espacio para reimaginar la compañía desde cero.

Luego, deshacerse de las vacas sagradas. Desde que ocupara el cargo Nadella, que se está convirtiendo rápidamente en uno de los líderes empresariales más inteligentes del mundo, ha dejado de intentar controlar los sistemas operativos, al menos no tan obsesivamente como lo hacía la empresa. Durante más de una década, Microsoft se interesó principalmente en proteger sus enormes ingresos de Windows y Office, incluso a costa de sacrificar oportunidades potenciales en otros lugares. Nadella se ha llevado todo eso. Si bien estos siguen siendo productos esenciales, y es muy posible que lo sigan siendo durante mucho tiempo, el crecimiento real proviene ahora de la computación en nube y de los servicios empresariales. De hecho, con la excepción de la X-Box, Microsoft fue posiblemente el fabricante de electrónica de consumo más deplorable de todos los tiempos, pero en servicios empresariales es el mejor del mundo. El truco de Nadella ha sido reconocer cuáles son sus verdaderas fortalezas y cómo puede basarse en ellas.

Por último, adquirir bien. Los 26.000 millones de dólares que Microsoft pagó por LinkedIn en 2016 parecían mucho dinero en ese momento, y Nadella se llevó un montón de críticas por ello, pero cada vez más parece un golpe maestro. La unidad crece a más de un 30% al año y, lo que es más importante, consolida la posición de Microsoft en el mercado empresarial, donde predomina la red social para profesionales. También ha comprado GitHub, donde los desarrolladores comparten código, y Minecraft. Por el contrario, la última adquisición de la antigua época fue la compra de 7.000 millones de dólares del negocio de telefonía móvil de Nokia, de la que cuanto menos se diga, mejor. Adquirir negocios es una de las cosas más difíciles de hacer bien. Hay muchos más fracasos que éxitos, pero los éxitos pueden ser muy, muy importantes, y Microsoft ha empezado a hacerlos bien.


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